dimecres, 14 de maig del 2014

RENOVAR LA ESCUELA, CUESTIÓN POLÍTICA

Me gustaría compartir con todos los docentes el texto que ha llegado a mis manos sobre un ex-alumno de la escuela de Barbiana y actual coordinador del nuevo modelo Pisa. Aportación constructiva de las actuales polémicas sobre política educativa.

Con frecuencia me preguntan cómo hago para llevar la escuela y cómo hago para tenerla llena. Insisten para que les escriba un método, que les precise programas, las materias, la técnica didáctica. Equivocan la pregunta . No deberían preocuparse de cómo hay que hacer para dar escuela, sino sólo cómo hay que seer para poder darla.

La recomendación que nos da es: para ser buenos docentes hay que querer mucho a los propios alumnos.
Preguntándose constantemente qué podría ser lo mejor para sus chicos encontrar la forma de enganchar hasta el último de la clase, reflexionando continuamente sobre lo que enseñaba. Así fue como construyó la escuela en cuanto a contenidos, métodos y objetivos.
Para crear una buena escuela es suficiente con que los enseñantes adopten un comportamiento de responsabilidad, que puede y debe pretenderse de todos.
Por ejemplo, sería un buen comienzo si abandonaran el papel de jueces y comenzaran a considerar a los chicos, no como objetos industriales que hay que seleccionar, sino como personas con el derecho a adquirir un bagaje cultural mínimo, independientemente de la clase a la que pertenezcan, del coeficiente intelectual, de sus defectos psico-físicos. Habría que invertir el concepto: no es el muchacho quien debe ser juzgado por sus capacidades de aprendizaje, sino la escuela por su capacidad de hacer aprender.

Pero la verdad es que muchos docentes ya están en este orden de ideas, pero no logran actuar en consecuencia, porque la escuela esta orientada por dirigentes políticos sentados en un escaño. Entonces mientras la escuela se oriente como un tribunal, cuando los principios sobre los que se funda son el mérito y la selección, cuando las clases están abarrotadas, cuando no se garantizan las clases de apoyo, cuando no hay siquiera dinero para fotocopias, cuando las nociones son la base de los exámenes finales, hacer una escuela distinta es de héroes.

Para construir una nueva escuela hay que empezar por saber cual es su finalidad: ¿Escuela para formar buenos técnicos y pésimos ciudadanos al servicio de las empresas, o escuela para formar buenos ciudadanos al servicio de la democracia? Esta pregunta seria el punto de partida y respecto a ella yo no tengo dudas. La función de la escuela es poner a todos en condiciones de ser ciudadanos soberanos.

Desde aquí se comienza para realizar una escuela viva que mira al futuro, una escuela que no se da por vencida has permitir que también el muchacho con mayor dificultad posea el saber necesario para el ejercicio de la libertad, una escuela de solidaridad. Una vez más la cuestión es política. Hagamos una buena política y los comportamientos individuales correctos vendrán por sí mismos.
Es un deber de todos y de cada uno enseñar lo mejor posible. No se puede dejar de realizar a nivel personal lo que queremos que se realice a nivel del sistema.


Conclusión: Solo uniendo coherencia y política en un matrimonio indisoluble es posible obtener un cambio duradero al servicio de todos.

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